¿Y cómo puede mutar tanto un equipo?. Pues la verdad
es que se difícil la respuesta, porque la imagen de poderío que demostramos en
casa, bien es cierto que también momentos difíciles,
complicados, y malos durante los partidos, además de contando con un montón
de bajas y con una defensa de “circunstancias”, y sobre todo la capacidad
goleadora que mostramos es todo lo contrario a la dinámica y evolución futbolística
que mostramos a domicilio. Y es ahí donde
este equipo, y Calleja al “mando”, debe de incidir, en tratar de ser también “duros”,
rocosos y resolutivos en los encuentros de fuera, y lograr sumar de “tres en
tres” que es lo que te coloca y mantiene arriba.
Comenzábamos en la tarde dominical con Aarón en la portería,
en la derecha otra vez Luengo, en el centro de la defensa Calvo junto al chaval
Jaime Vázquez que para mí estuvo muy bien, y en la derecha la novedad del “defenestrado”
Lucas que estuvo más que correcto, en el centro del campo, en las bandas Hassan
e Ylyas, con Colombatto, Sibo y Cazorla en el eje, y arriba Alemao que hubo de
marcharse lesionado. Y la primera media hora, fue un “vendaval” azul ante un Tenerife
que solo podía “achicar” agua pero al que pronto sometimos con dos goles. Pero
a partir de ahí, y sobre todo tras la marcha de Alemao por un fuerte golpe en
la cadera , comenzamos “ a sestear” un rato, apenas pasamos problemas, pero
casi al borde del descanso llegó el enésimo penalti “chorras” que a nosotros siempre
nos pitan en contra tras revisarlo el VAR, pero Aarón fue capaz a detenerlo.
En el comienzo de la segunda parte seguimos un poco con el freno de mano echado, hasta que con los cambios “dimos “un último empujón, logramos la sentencia definitiva y ya al final los canarios fueron capaces a lograr el del “honor”. Otra nueva victoria en casa, y que “dure”. Y ahora, otra vez toca “irnos” fuera de casa, a ver si puede ser la definitiva donde seamos capaces, por fin, a lograr una victoria. Y lo hacemos en la noche del Domingo ante un Elche también llamado a estar en la zona de arriba y que, de la mano de Eder Sarabia, es capaz de lo mejor y de lo peor.

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