El Comentario

TAN SOLO ES MI OPINIÓN

Otro ridículo, otro esperpento más que sumar a la ya larga lista de los sufridos y otro temporada más tirada a la basura de una vergonzante manera. Segundo año consecutivo en el que en las diez últimas jornadas, que es donde todo se decide, donde los equipos saben lo que se juegan, el nuestro, nuestro Real Oviedo, demuestra sus miserias, su indolencia, su fragilidad y vuelve a quedar en evidencia y fuera de los puestos de privilegio.

Y la historia del otro día, y del otro, y del otro…., no por contada mil veces, nos resulta conocida. Un equipo que se supone que se juega la vida, que apura su último cartucho, y que a los 37 segundos del partido ya pierde, y que al final de la primera parte, ya sale goleado por 3-0, pues poco mas se puede decir. Un equipo indolente, sin alma, sin espíritu, sin nada…..nada mas que hablar. Y luego, te toca escuchar a Hierro en la rueda de prensa  decir que el “carácter nos se entrena…” pues te quedas helado. Sr Hierro, claro que se entrena, claro que se busca, y el carácter también debe de tenerlo el entrenador. Un equipo, cualquiera, debe de ser el reflejo de su entrenador. Y si entrenando en el Requexon  hay que dar 20 voces, 20 cagamentos y echar  a tres al vestuario, y recriminarles la falta de espíritu, y soltar un par de tacos……….pues hay que hacerlo. Y si de las alineaciones deben de salir los que nos demuestren carácter, pues fuera, y otros nuevos, y si no se tira del filial, pero en mi equipo, en el Real Oviedo, debe de haber gente que lo sienta, que sufra por esa camiseta y se desviva por ese escudo.  Y por tanto, Sr. Hierro, mírese Vd. un poco el ombligo, porque a lo 

mejor la falta de “carácter” comienza por usted mismo.

Y viendo el final de temporada, casi hay que tener claro que, gracias a Dios, nos hemos salvado con holgura, y no hemos coqueteado con la zona baja. Porque este equipo, con el nivel que ha ofrecido toda la temporada, si se hubiera metido abajo, y en esos meses de Enero y Febrero  no hubiesen llegado esas victorias en casa, lo más probable es que hoy en dia estuviésemos con un pie en 2ª B.

Porque lo que debemos de tener claro, y no cegarnos, es de que el nivel que ha dado el equipo durante todo el año, es muy pobre. Quizás sea lo que hay, comenzando por el banquillo y finalizando por el ultimo de los jugadores, no se. Pero lo de los partidos a domicilio, todos lo veíamos, que era ridículo un día si y otro también. Y luego en casa, en el Tartiere, veíamos que a base de ponerle algo de corazón y de la fenomenal afición, pues íbamos logrando puntinos, agarrados a la racha de Toché, a los balones parados de Susaeta y a algún remate de Costas. Pero era ficticio, era una quimera el estar arriba. Se veía que no eras superior a nadie, que nunca llevabas el control del partido, que todos los rivales eran mejores. Y, lógicamente, cuando la racha se acabo, cuando a Toche se le mojo la pólvora, pues llegó la triste realidad y el desplome absoluto en las jornadas en que se decide todo. Otro año más, el hundimiento es total.

Y ahora, pues cuanto antes comience la reflexión, mejor. Cuanto antes se empiecen a tomar decisiones, tiempo que ganamos. Y está claro, que el proyecto debe de comenzarse casi de nuevo, porque este, el actual,  está claramente agotado. Y comenzando por el banquillo. Porque como Hierro dice, hace falta alguien de “carácter”, ya que el sí que ha demostrado que, al menos hasta ahora y en la labor de banquillo, no lo tiene. Y debe de buscarse alguien que se lo inculque a los jugadores. Y respecto a salidas y entradas, el año pasado, tras lo que había pasado, se trato de poner “parches” y paños calientes y no afrontar la situación. Creo que fue un error y que esta vez “deben de abrirse de par en par ” las ventanas del vestuario, para que se limpie totalmente y llegue un soplo de aire fresco .

Asi que ya saben, todos los estamentos del club, del Olmo, Martin González, pónganse “el mono de trabajo”, y construyan un nuevo proyecto que pueda ilusionar a esta FANTASTICA y sufrida  afición, que un año tras otro sigue de decepción en decepción.